Creo que el vacío es solo una ilusión, que no existe.
Y me he auto-convencido de ello. Ya no creo en él. Sobre todo me lo confirma el hecho de que la plenitud -su antagónico elemento- tampoco existe. Al menos yo tampoco creo en el.
Y esta nueva no-creencia-en-el-vacío me produce una sensación simultanea de alivio y leve frustración. Quizá sea como la superación de algo. La catarsis de una búsqueda que resulta sin sentido, pero igualmente necesaria.
Buscando sentir 'plenitud' nos apegamos a elementos que dificilmente traerán algo de lo que buscamos; es cuando encontramos vacío. Puede que el 'vacío' solo sea esa sensación sorda de frustración que se nos queda, como residuo, en esa ida y venida, en la búsqueda de algo que - supuestamente- nos complete de algún modo. Pero al final hace que nos sintamos vacios.
Decididamente, no creo en la plenitud. Me hace sentir empachado. Todo es parte de la misma pelea dualista; pleno/vacío, bueno/malo, egoísmo/generosidad, normal/extraño, lejano/cercano...
Caigo en la cuenta que el vacío se encuentra sobre todo en esta consideración dual de la realidad. En todo el amplio espectro que va entre la plenitud y el vacío, entre lo normal y lo extraño, entre lo bueno y lo malo, entre lo negro y lo blanco, etc... hay un gran vacío. Una gran nada formada por un enorme numero de matices olvidados. Un montón de matices que son los que mas definen y ayudan a comprender.
Por esto pienso que el mayor exponente del vacío es el "no-quiero-comprender". Sucede que las cosas son mas complicadas de lo que parecen y de lo que nos gusta pensar.
Para alejarse de sensaciones de vacío y de empacho intento mirar los detalles que hay entre ambos términos, el amplio espectro de matices que nos muestra la realidad. Intento fijarme de verdad en lo cierto que hay en cada cosa. Quiero acercarme todo lo posible a lo real. Y cuanto mas siento que me acerco, mejor (menos vacío) me siento.
Aunque tambien me siento un poco mas frustrado (algo empachado) porque cada paso a lo real supone otro camino hacia un nuevo matiz que nos acerca algo mas a la realidad. Y asi nos enredamos en una no-busqueda de la plenitud que al fin y al cabo no tiene final.
Esta mañana de domingo el poema In Memoriam de Iñaki Estevez en su blog me ha acercado un poco a algo muy muy real y muy cierto.
Con eso me quedo hasta ahora, convencido que mas allá del juicio dual, aunque inalcanzable a simple vista, hay mucho mas.
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