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blog absurdo

miércoles, 20 de octubre de 2010

Cambiar el karma 2


El karma, la buena suerte, la salud de la buena estrella, etc... siempre ha preocupado a la gente, antes, ahora y siempre. Infinidad de culturas y civilizaciones han buscado maneras para protegerse de lo adverso. Existen miles de métodos antiquísimos que nos hablan de recuperar la buena suerte o simplemente protegerse de lo malo e inesperado o sencillamente aplacar los efectos de la envidia.

En muchas culturas de todo el mundo -romana, celta, china, andina- la ruda (una planta que aun hoy se utiliza en homeopatía) se usaba para la protección en general. En el mundo andino (Perú, Bolivia y Ecuador sobre todo) existen varios métodos antiquisimos para sanar el 'mal de ojo', la mala suerte o, en un sentido mas global, el mal karma.

La ruda se ha asociado a ahuyentar maleficios y evitar los malos deseos de las envidias. Se habla de varios modos de usarla. Por un lado esta la de pasar un rama de la planta previamente humedecida sobre la persona a sanar; también se habla de usarla dentro del cubo de la fregona para limpiar espacios con ella; asimismo, puede ser quemada para
sahumeriarla como si fuera incienso, es decir, esparcir por el espacio que queramos proteger del mal el humo de la planta quemada. Apuntar con esto, que este planta tiene propiedades medicinales (fuente: www.somosnosotras.com).

Una de los rituales que mas me han llamado la atención es la de
pasar el cuy.
El cuy (en la foto de arriba) es una especie de conejillo de indias al que se le tiene especial veneración en Perú, de hecho, lo comen a la parrilla.
Los sanadores soban el cuy contra la piel del paciente para
regenerar la energía de la persona y la de su comunidad. Pero este método es todo un proceso: antes del 'ritual' se debe escoger al cuy específicamente para cada paciente (si es hombre se le asigna un cuy hembra y viceversa) y tras la pasada el animal generalmente muere por absorber la enfermedad del paciente. Después de esto, el sanador desolla y abre el animal para ver en sus entrañas la causa del mal. El paciente queda sanado, pero el cuy pierde toda salud. (fuente: www.e-cuy.blogcindario.com)

Otra tradición que siempre me ha fascinado es la del Eguzkilore. Hoy se puede ver en muchas casas de Euskal Herria. Según la leyenda se usa para que los espíritus de la noche no entr
en, aprovechando la negrura, dentro de la casa. La tradición nos cuenta como Mari, la diosa suprema en la antigua religión vasca, dió a los humanos esta 'flor de sol' para protegerse de las tinieblas de la noche. Aun puede verse en muchos baserris y casas por aquí cerca.

Lo humano se junta con lo divino cuando se trata de huir de lo negativo, sin embargo, actualmente damos la espalda, incluso nos burlamos, de este tipo de métodos que antes lo eran todo para sentirse protegid@. Lo paradójico es que hoy en día, gracias a nuestro soberbio descreimiento hacia las tradiciones ancestrales, cada vez nos sentimos mas asustados y perdidos cuando sentimos a nuestro alrededor factores negativos, energías estancadas que traen un perjuicio parecido regularmente y que nos hacen sentir que no dominamos nada de lo que pasa a nuestro alrededor. No creer en nada puede ser que nos haga sentir mas inteligentes, (extraño binomio-> cuanto mas descreído=mas listo) mas racionales, mas fuertes, menos consolados por creencias infantiles. Me parece que toda esta fachada descreída, racional y positivista, es solo una manifestación mas de lo lejos que estamos de nosotros mismos, una manera de protegernos de lo que no dominamos, una manera de despreciar aquello que ya no asociamos con nosotros pero que es lo que somos esencialmente, y al mismo tiempo, nos hace mas debiles.

Yo aun continuo protegiéndome de la tiniebla, tenga la forma que tenga.




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